La Baronesa Frambuesa
(de origen centro-europeo, según dice) pasaba largas temporadas en
Inglaterra, hasta que aquel clima gris le aburrió y decidió
instalarse en España, pero algunas de sus costumbres le acompañan
allí donde va, una de ellas, el té. Nunca pensé que
ésto del té fuera tan complejo, creía que era como nuestra merienda...
pero sin café. ¡Qué poco mundo el mío! Ella tiene todo un
tratado sobre el asunto, todo perfectamente estipulado: low tea, cream
tea, afternoon tea, royale tea... ¡uff! Según parece y simplificando
mucho, todo depende de la variedad de acompañamientos que sirva, del estilo
del servicio, y de donde se sienten. En su caso, no tanto de la hora, en ésto, ella está un tanto “españolizada”.
Hoy tenemos un día
tranquilo, ésto es, la Baronesa no tendrá gran actividad en casa.
Una vez al mes recibe a una vetusta dama, tan aristocrática como
ella, familia lejana de su difunto esposo. Esta cita mensual le
aburre soberanamente, pero intuyo que hay intereses en juego... Para esta ocasión la Baronesa sólo sirve un low tea. Así lo llama, no sé si por lo exiguo del acompañamiento o porque se sientan en sillocintos bajos. Así liquida
ella la reunión mensual, rapidito. Cada una en su
butaca, con un dumb waiter (sic) colocado entre ellas. Por lo que veo, "eso" debe ser una pequeña mesa de dos o tres pisos circulares de distinto tamaño, digo yo. De esta manera pasan la tarde (casi mudas), con su taza
de té y las pastas que siempre sirve a esta visita. Ella les da un
nombre que no consigo entender, pero yo los llamo directamente
"cuadraditos", sin más complicación. ¡Bastante tengo con intentar
aclararme con eso del té!
INGREDIENTES: (*)
300 gr. de mantequilla
300 gr. de azúcar
6 huevos
120 gr. de almendra molida
330 gr. de harina
30 gr. harina + 30
gr. harina + 30 gr. cacao en polvo
unas gotas de colorante
alimentario rojo
1 bote de mermelada de
albaricoque
125 ml. de brandy
400 gr. de chocolate de cobertura
-opcional-
unas gotas de extracto de
vainilla
3 cucharadas soperas de
sirope de fresa
1º Pesamos el bol donde
vamos a preparar la masa
2º Encendemos el horno a
180º
3º En el bol batimos la
mantequilla a temperatura ambiente hasta que aumente su volumen
4º Añadimos el azúcar,
batimos hasta obtener una mezcla ligera y cremosa
5º Añadimos los huevos
uno a uno, batiendo bien antes de añadir el siguiente
6º Añadimos la
almendra, batimos
7º Tamizamos la harina
(330 gr.) sobre la crema y mezclamos perfectamente
8º Pesamos nuevamente el
bol, descontamos el peso de éste, y dividimos en tres la crema,
colocando cada porción en un bol
9º Añadimos al primer
bol los 30 gr. restantes de harina, y el extracto de vainilla
(opcional), batimos
10º Añadimos al segundo
bol, unas gotas de colorante alimentario, para obtener un color rosa,
el sirope de fresa (opcional) y los restantes 30 gr. de harina ,
batimos
11º Añadimos al tercer
bol 30 gr. de caco y el brandy (opcional), batimos
12º En moldes de aprox.
30x35 cm, llevamos al horno. Si no disponemos de moldes utilizamos
(perfectamente) 2 placas de horno cubiertas por papel de horno.
Extendemos en una la pasta con cacao, y en la otra la pasta blanca o
la rosa (es indiferente), procurando que quede esa medida. Llevamos al horno por espacio de 12-15 minutos, dependerá del
horno. Es muy importante controlar bien éste punto, cuando veamos que
los bordes comienzan a tomar color, lo retiramos inmediatamente
13º Mientras tenemos en
el horno las masas, llevamos al fuego la mermelada con el brandy,
dejamos hervir y trituramos perfectamente
14º Volcamos (*) una de
las masas horneadas sobre una bandeja, extendemos sobre ella una
ligera capa de mermelada. Cubrimos con la segunda masa horneada y
cubrimos también con la mermelada
15ª Llevamos al horno la
tercera masa y la horneamos de la misma manera
16º Sacamos del horno y
colocamos sobre las dos anteriores (*)
17º Fundimos la mitad
del chocolate y extendemos hasta los bordes (*) una gruesa capa. Con
un tenedor hacemos surcos sobre el chocolate. Llevamos al frigo hasta
que el chocolate se haya endurecido
18º Damos la vuelta
sobre una bandeja y cubrimos con el resto del chocolate fundido,
hacemos surcos y dejamos enfriar en el frigo
19º Cuando esté
perfectamente frío,mejor después de unas horas, cortamos los
bordes, para igualar los tres colores de pasta. Con un cuchillo
afilado vamos cortando en tiras verticales y luego estas en
horizontal del tamaño deseado
(*) Las cantidades están calculadas para obtener, apróximadamente, 1 kilo de cuadraditos. Éstas son unas pastas laboriosas (que no difíciles) y se conservan, envueltas en papel de aluminio, perfectamente una semana, así que aprovecho para hacer una cantidad importante, puesto que lleva el mismo trabajo que para hacer poca cantidad. Además, gustan muchísimo y siempre se pueden regalar.
(*) Las cantidades están calculadas para obtener, apróximadamente, 1 kilo de cuadraditos. Éstas son unas pastas laboriosas (que no difíciles) y se conservan, envueltas en papel de aluminio, perfectamente una semana, así que aprovecho para hacer una cantidad importante, puesto que lleva el mismo trabajo que para hacer poca cantidad. Además, gustan muchísimo y siempre se pueden regalar.
(*) Al volcar las
planchas horneadas, alguna vez, puede ocurrir que se rompan, en ese
caso colocar guardando la forma y presionando los bordes para
unirlas; una vez cubierto por el chocolate prácticamente no se
apreciará.
(*) Hay que tener en
cuenta que la pasta con cacao debe quedar entre la blanca y la rosa.
Insisto, aunque parezcan un poco complicadas, no lo son, el resultado merece la pena.
El servidor mudo (dumb waiter) es una pequeña mesa auxiliar, presente en el mobiliario de las casas nobles inglesas a partir del siglo XVIII. La denominación surge de la función que desempeñaba en el comedor.
Insisto, aunque parezcan un poco complicadas, no lo son, el resultado merece la pena.
El servidor mudo (dumb waiter) es una pequeña mesa auxiliar, presente en el mobiliario de las casas nobles inglesas a partir del siglo XVIII. La denominación surge de la función que desempeñaba en el comedor.
Se colocaba junto a la mesa, con todos los platos que se iban a servir, de esta manera los comensales podían servirse sin ayuda del servicio. Se difundió rápidamente por toda Europa, y con el paso de los siglos fue transformándose y adoptando los distintos estilos de cada época y país. Actualmente siguen viéndose estas piezas, algunas auténticas joyas de anticuario, otras de nueva factura. Éstos son sólo algunos ejemplos sencillos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario