martes, 31 de marzo de 2015

SCONES



Pocas cosas hay tan "british" como los scones. A medio camino entre el pan y la bollería, a la Baronesa Frambuesa ( y a cualquier inglés old fashioned), le parecen imprescindibles a la hora del té. Aunque a algunos "maledicentes" del continente , les parece un "algo" difícil de pasar (por lo seco), y a otros (aún más maledicentes),  un producto  que da idea del nivel culinario inglés, lo cierto es que, tomados  tibios con mantequilla y mermelada, son un bocado (para mí) realmente bueno para el desayuno.

El origen de estos bollos está en Escocia, donde  se elaboraba un pan que dio lugar, posteriormente , a lo que hoy conocemos; aunque no hay que confundir estos scones con los drop scones, que serían las  tortitas americanas o pancakes. Cuando  la duquesa de Bedford, allá por  1840 inició la costumbre del té (en su caso about  4 o´clock), para paliar el aburrimiento y el hambre de la tarde, los scones comenzaron a formar parte de este ritual...pero ésta es otra larga historia. 

Es costumbre tomarlos con clotted cream, como aquí no tenemos de eso, la Baronesa se conforma con una buena mantequilla y una mejor mermelada. En cualquier caso, es un producto muy popular, barato y sencillo. Hay muchas recetas para prepararlos porque, como cualquier receta tradicional de un país, cada casa tiene la suya, aunque a estas alturas dudo que sigan elaborándose, a excepción de las casas de las baronesas, claro. Lo normal es comprarlos, porque es uno de esos productos que encuentras en cualquier tienda o supermercado y forma parte de la compra diaria, como para nosotros el pan.  Ésta es la clásica receta de scones, pero pueden prepararse con pasas, frutas secas, arándanos e incluso con ingredientes salados. 




INGREDIENTES:

300 gr de harina de fuerza 
1 cucharada sopera de  levadura  royal
60 gr de mantequilla
180 ml de leche tibia, no caliente
2 cucharadas soperas (unos 35-40 gr.) de azúcar(*)
1/4 de cucharada de café de sal




ELABORACIÓN:

1. Precalentar el horno a 250 grados

2. Mezclar harina, levadura y sal  y tamizar tres veces

3. Añadir la mantequilla, y mezclarla con las manos, hasta tener una textura arenosa. Añadir el azúcar

4. Hacer un hueco en el centro de la masa y añadir la leche. Mezclar, con ayuda de una cuchara, removiendo hasta que la leche se integre. Quedará una masa algo pegajosa

5. Colocar sobre una superficie enharinada, amasar poco y suavemente,girando la pasta hasta formar una bola.  Con las manos, aplastar suavemente la masa hasta que tenga  un grosor de 1,5-2 cm. Cortas con un cortapastas o un aro de pastelería.

6. Amasar los sobrantes, extender  de nuevo y cortar nuevas piezas.
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7. Colocar en la bandeja , sobre papel de horno, pincelar la superficie superior con huevo batido mezclado con leche, y cocer aprox. 10 -12 minutos a 230 grados, hasta que la superficie adquiera un tono dorado (no tanto los laterales), pero sin cocerlos demasiado, lo que les hace más secos




(*) Aunque tradicionalmente no lo lleva, creo que el azúcar vainillado les da más gusto; también serviría añadir unas gotas de extracto de vainilla.

Se conservan bien un par de días; para servirlos los partimos a la mitad y los metemos en el tostador, solo para calentarlos,  sin tostarlos y añadimos mantequilla o mermelada, o ambas.

Según los integristas old fasioned en esto del té (verbigracia: la Baronesa), debe colocarse en el plato la cantidad de mantequilla  (o clotted cream) y mermelada  que va a tomarse con el scone, sirviéndose una sola vez; nunca debe ir tomándose   directamente desde el recipiente en que se presentan...buff!... ¡cuánto ritual!




Con estas cantidades he obtenido 11 scones de un diametro de 6 cm., muy tamaño té; para el desayuno van mejor un poco mayores

 

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